lunes, marzo 12, 2007

Ciro Alegría (OBRAS)

Ciro Alegría
(1909 - 1967)


  • LA SERPIENTE DE ORO (1935) . Novela.

  • Los perros hambrientos (1939) .Novela.

  • El mundo es ancho y ajeno (1941) .Novela

  • DUELO DE CABALLEROS (1962). Cuentos

  • Panki Y El Guerrero; relatos, 1968

  • Ofrenda de piedra; cuentos, 1969.

  • Lázaro; Novela póstuma e incompleta, 1972

  • MUCHA SUERTE CON HARTO PALO; Edición póstuma recopilatoria de distintos escritos periodísticos, autobiográficos, y ficcionales, supervisada por su viuda, Dora Varona, 1976

  • Siete cuentos quirománticos; cuentos, 1978.

  • El sol de Jaguares; cuentos, 1979.

  • El DilemaDe Krause; Novela póstuma e incompleta, 1979.


LA SERPIENTE DE ORO (fragmento)
Ciro Alegría


Por donde el Marañón rompe las cordilleras en voluntarioso afán de avance, la tierra peruana tiene una bravura de puma acosado. Con ella en torno, no es cosa de estar al descuido. Cuando el río carga, brama contra las peñas invadiendo la amplitud de las playas y cubriendo el pedrerío. Corre burbujeando, rugiendo en las torrenteras y recodos, ondulando en los espacios llanos, untuosos y ocres de limo fecundo en cuyo acre hedor descubre el instinto rudas potencialidades germinales. Un rumor profundo que palpita en todos los ámbitos, denuncia la creciente máxima que ocurre en febrero.

Entonces uno siente respeto hacia la correntada y entiende su rugido como una advertencia personal. Nosotros, los cholos del Marañón, escuchamos su voz con el oído atento. No sabemos donde nace ni donde muere este río que nos mataría si quisiéramos medirlo con nuestras balsas, pero ella nos habla claramente de su inmensidad.



La serpiente de oro


Ciro Alegría es ante todo un sorprendente narrador, que aprendió su arte entre los indios y cholos. Su iniciación a la novela se produce a través de un cuento. La serpiente de oro es, en efecto, un cuento que
Resultó demasiado largo para el periódico La Crítica, de Buenos Aires, al que iba destinado. Estaba escrito en los afanosos días de su destierro en Chile y le puso como título La balsa. De cuento evolucionó a novela
Corta, titulada Marañón, para acabar en una novela no muy extensa, pero sí rica en calidades, que mereció el primer premio en el concurso convocado por la editorial Nacimiento, de Santiago de Chile, en 1935, que estaba auspiciada por la Sociedad de Escritores de Chile.

Es su primer gran escrito y tuvo enorme resonancia. Triunfa por su arte narrativo que le viene a Alegría de tradición, como herencia espiritual de aquella tierra, en que el relato tiene una dimensión vital para sus pobladores, como nos dice en la propia novela:

«En las agrestes soledades puneñas la palabra rueda de boca en boca y cada relato pasa de los padres a los hijos y a los hijos de los hijos hasta nunca acabar. Cuando los hombres de la serranía abren sus bocas, aparecen jirones irrevelados de épocas montañas con toda su frescura y su propio sabor. El relato es cifra, letra, Página y libro. Pero libro animado y vivo ~.

La novela consigue el premio acertadamente, porque es bella, vigorosa y original. Consta de una sucesión de cuadros descritos con gran dinamismo, en que, si su unidad argumental y estructura se resienten de algunos fallos, sin embargo, queda en el fondo la más poderosa y trascendente unidad del habitante del Marañón y del río mismo, que son los auténticos y reales personajes de la novela. El paralelismo entre el indio y la Naturaleza se observa a lo largo de toda la obra de Ciro Alegría. El ser humano y el paisaje se compenetran, se unen de tal manera que, a veces, es difícil delimitar dónde termina uno y dónde comienza el otro. En La serpiente de oro identifica siempre el cholo con el río Marañón:

«El hombre es igual al río, profundo y con sus reveses, pero voluntarioso siempre» ~.
Es un ejemplo evidente de que cuanto más primitivo y sencillo es el hombre, más estrecho aparece su contacto con la Naturaleza y más profunda su comunicación con las fuerzas cósmicas. Esta comunicación no existe en el hombre civilizado, que lleva un bagaje de cultura urbana; en cambio, tiene una fuerte impresión de impotencia ante ella. Así opina don Osvaldo Martínez de Calderón, ingeniero que viene de Lima a buscar fortuna, pensando que la ciencia lo puede todo. Sin embargo, ésta no logra salvarlo de la muerte, causada por la mordedura de una intiwaraka, víbora amarilla como el oro que él iba a buscar. La impotencia del hombre civilizado ante la Naturaleza está expresada mediante los pensamientos que don Osvaldo tiene poco antes de morir:

«Todo lo que le rodea es tremendo, sorpresivo, y no sabe él mismo de los abismos que ha atravesado en cuerpo y alma, ni de los que podrá cruzar todavía. Y luego piensa que el hombre cuenta poco en estos mundos, y dice, hablando en voz baja, para sí mismo:

— ¡Aquí la Naturaleza es el destino!» ~.
La presencia de la selva se hace cada vez más palpable en la literatura peruana. Ciro Alegría, que la conoció en su juventud, no puede separarse de esta temática propia de su país. Nos la describe en La serpiente de oro como una masa palpitante que se traga al hombre, le desespera con la monotonía constante de la vegetación que tapa los ojos con una muralla verde y encierra toda una serie de peligros que no se ven, creando en el ánimo del ser humano una angustiosa incertidumbre ante aquello que no puede vislumbrar, pero sintiendo que se encuentra presente bajo la obsesionante maraña de vegetación:

«...una cosa es imaginarla y otra es sentirla. Hay que estar entre fieras, insectos y reptiles y bajo una lluvia perenne para comprender la infinita tortura de los días. Pero nada es tan tremendo como la selva misma, corno la vegetación en sí. Siempre ante los ojos troncos añosos, ramas, bejucos, lianas, en una confusión tormentosa, en un entrevero inextricable, deteniendo y enredando al hombre, haciéndole caer, presionándolo... »

La descripción se percibe con gran fuerza porque, como todo el material de sus novelas, está recogida de la realidad, de sus recuerdos infantiles vividos en la ceja de la montaña, a las orillas del río Marañón.

EI autor va dirigiendo suavemente al lector por el camino que él desea, para que psicológicamente capte el clímax de la narración. Primero nos muestra al río —fuerte y bronco—, del río pasa a la selva y de la selva a los sentimientos humanos, tan enmarañados como la propia Naturaleza descrita. Sitúa el escenario en la misteriosa región de las fuentes del Amazonas. Donde emerge la Naturaleza con todo su esplendor.

Los árboles, las lianas y el río cobran animación y actitud casi humanas. Lo serpiente de oro es el propio río Marañón, reptando como una gran serpiente t la cual se venga del aventurero blanco que intenta robarle su oro. El castigo se lleva a cabo por medio de la intiwaraka, víbora amarilla, que como ruuza cinta de oro ha brillado sobre las hojas

El título queda así explicado por el autor. Se basa en las riquezas que encierra el río y la ambición del aventurero limeño que causará su propia muerte, al no haber sabido dar el suficiente valor a la Naturaleza que le rodea. Agustín del Saz nos dice a este respecto:

«El río Marañón, que hecho mito de amarilla serpiente, destruirá al hombre»

El marco geográfico de la novela es el Norte del Perú, en las selvas del Marañón; pero dominando todo el paisaje está el propio río, cuyo poder es muy notorio sobre el mismo hombre, que en esta obra está representado por el cholo balsero, aunque en sus páginas no dejen de aparecer, como telón de fondo, los indios, ya que estamos tratando siempre con un prototipo del Indigenismo Literario. El propio autor nos explica el fin que se propuso al escribirla:

«Con La serpiente de oro, como ya he manifestado muchas veces, no pretendí escribir una novela al modo clásico. Quería que el personaje central fuera el «Marañón» mismo, presidiendo la vida de los balseros y gentes de aquellas regiones, presentada en cuadros rápidos de los cuales el nexo fundamental sería el Río» ~.

Estas ideas son completadas con el profesor Oliver Belmás, que nos compara al narrador peruano con José Eustasio Rivera, afirmando que si éste es el cantor de la selva colombiana. Alegría lo es de los bosques Peruanos ‘~.

Además de la selva, nos presenta la lucha de los balseros del valle de Calemar con el río Marañón. Viven de éste, pero a la vez tienen que pagarle un alto tributo, consistente en sus propias vidas, como si se tratara de un gran dios. Es un desafió en que se pone de manifiesto el machismo del cholo contra el río y del que suele salir vencedor este último.

En la lucha del balsero Rogelio contra el Marañón describe el autor, con su magistral manera de narrar, la enorme angustia, la incertidumbre, la titánica contienda entre el hombre y el río. En este pasaje que Encontramos en el capítulo VII, es el río el que sale victorioso, tragándose en sus turbulentas aguas al desfallecido cholo. Es la fuerza contra la fuerza, y en esta lid serán infructuosas todas las bravuras del hombre, porque el río es invencible. Sólo se le puede dominar con astucia, nervios templados y músculos fuertes que hundan las palas enérgicamente en las aguas matreras para así alejar la balsa de las rocas, las chorreras y las palizadas. Este es su triunfo donde sólo se puede vencer con el arrojo de su corazón. Por eso les gusta cantar:

Río Marañón, déjame pasar:
Eres duro y fuerte.
No tienes perdón.
Río Marañón, tengo que pasar:
Tú tienes tus aguas;
Yo, mi corazón.

Al autor le agrada comenzar y terminar la novela con esta canción. Que nos indica el clímax de toda la epopeya. El protagonista, como en todas las novelas de Alegría, es colectivo y constituye la vida de los cholos que habitan en los valles descritos, pero con un antagonista común: el río, que, como ya mencioné anteriormente, es el gran personaje central.

Se relata la vida sencilla de los cholos, describiendo en todas sus facetas la vida de la comunidad por medio de personajes aislados, con su sentido rural, su lenguaje arcaico, llenos de poesía y colorido, lo que resta dureza -a la vida trágica de los balseros. Es un típico determinante del autor peruano, que no pretende recargar los tintes amargos de la vida y. para suavizarlos, utiliza las descripciones, un tanto bucólicas, de la existencia de estos cholos, a veces coloreada con unas pinceladas de humor. Para dar más realismo, la narración la hace en primera persona, por medio del cholo llamado Lucas Vilca. Que va contando todo cuanto ve y siente.

Como en sus tres novelas, el final es de confianza y fe en la vida:

.y cuando llegue nuestra hora postrera —en tierra o agua da lo mismo—, ahí están el Adán y todos los cholitos que ya empuñan pala a fin de continuar la tarea. No faltarán balseros: la Lucinda y la Florinda y todas las chinas del valle, tienen siempre tamaños vientres por nuestra causa. La Hormecinda cuida un hijito
Rubio que no puede llamar al taita, pero a quien llaman ya las balsas»

Es el amor a la vida lo que sobrevive, y con él, el mensaje de esperanza que nos aporta el novelista. Si una generación de balseros pasa y muere, no importa; otra ocupará su lugar que mantendrá vivo el fuego de la ilusión, del -amor a la tierra, de la lucha contra el río.

La estructura de la novela está formada por una yuxtaposición de relatos, con valor independiente, que van ensamblados por el trágico episodio central de la pugna entre el cholo y el Marañón. Su prosa, clara y diáfana, va ganando, cada vez más, al lector. Con La serpiente de oro, el ingenuismo se transforma en nativismo, lo local se hace universal y la vivencia transitoria se convierte en misión histórica: el destino de un pueblo. La intención ha sido la Inisma que en todas las obras de protesta social: denunciar que, frente a la absorbente oligarquía. Hierve la vitalidad provinciana, basada en la dignidad de la persona y la tradición comunal. Sin embargo, hasta este momento nunca se había escrito una obra tan hermosa, sencilla y convincente, que transmitiera el mensaje social descubriendo el destino de estos hombres a la conciencia de la humanidad.

La novela ganó el premio de la editorial Nascimento, que la promocionó. Obtuvo una crítica favorable, con la que alcanzó gran renombre en América, por lo que Ciro Alegría será ya conocido cuando vean la Luz sus dos novelas posteriores: Los perros hambrientos y El mundo es ancho y ajeno.


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