¿Quién quieres ser, Martín Adán o Ramón Rafael de la Fuente Benavides?
Pura rosa de teoría…
olor y color mental,
forma de melancolía…
Un ánima ajena mía,
deshacía y rehacía
nulo proyecto espiral.1
Toda poesía bendecida es homicida. Porque no hay cuerpo que soporte tanta luz desconocida. Desde que me inicié en este efecto, y afecto, conceptual que provoca la realidad, como ser pensante, siguiendo una consigna de Jean Paul Sartre, de imaginación anterior a mi imaginario real, mi capacidad de ser espacial y temporal, de imposición biofisicafilosófica, de desnudar o descomponer todo esto que es válido como realidad, lo único que te permite el parangón y así reconocer un canon mucho más avanzado, la irrealidad, no puedo dejar de pensar en la probabilidad de existir y de no-existir. Casi palabras, cortadas del Génesis, navegantes mudas en el poema de Emilio Adolfo Westphalen, «La mañana alza el río»: «Me miran los ojos el cielo / Despertar sin vértebras sin estructura / La piel está en su eternidad / Se suaviza hasta perderse en la memoria / Existía no existía / Por el camino de los ojos por el camino del cielo»2. De pensar. Hasta qué punto hoy día, u hoy de noche, somos capaces de relativizar un recuerdo. De pánico, de fruición, o de felicidad. Hasta qué punto sabemos recordar y, sobre todo, hasta qué punto sabemos olvidar. Y cuán importante es olvidar. Habría que meditar estas palabras de Jorge Luis Borges en «Funes, el memorioso»: «Había aprendido sin esfuerzo el inglés, el francés, el portugués, el latín. Sospecho, sin embargo, que no era muy capaz de pensar. Pensar es olvidar diferencias, es generalizar, abstraer. En el abarrotado mundo de Funes no había sino detalles, casi inmediatos.»3 Para mí sigue siendo una completa sorpresa esto de sufrir alguna enfermedad mental como la paramnesia o por antonomasia, recordarlo todo. Esto me ha llevado a tratar de entender este fenómeno de la experiencia asumida a través de la realidad que he encontrado, en constante batallar, con la realidad en que he llegado. La que por naturaleza, unánime o de azar, porto. El contacto directo de mi cuerpo con los otros cuerpos. Mi naturaleza con las otras. Esto se llama experiencia concreta. Pero qué pasa con la experiencia irreal, abstracta, mental, la de clave precisa y traducción simbólica. Yo pienso que a través de esta capacidad de experiencia se puede vivir mucho más. Asimismo, se sabe que toda función corporal se canaliza cerebralmente. Así puedo afirmar que, si leo un libro sobre un viaje anagógico por el infierno y por el purgatorio y finalmente por el paraíso, no cabe duda que de acuerdo a mi comprensión y capacidad de entender el código en el que está escalado tal viaje, el artístico y el simbólico, perfectamente habré conseguido una experiencia extraordinaria.
Tanto o más que la arqueóloga Ruth Martha Shady Solís, que está tratando de desenredar la ya no tan secreta riqueza de la Ciudad Sagrada Caral-Supe4. Y no es el hecho de que una obra se traduzca de infinitas maneras, sino que nosotros podemos percibir a través de cualquiera de las dos formas de experiencia, experiencias y recuerdos únicos. Que a lo sumo podremos exponer como realidad o irrealidad por consenso. Por semejanza o por igualdades colindantes en nuestras experiencias. Por lo que estoy, totalmente, en desacuerdo con Vladimir Nabokov cuando escribe: «¡Ay!, he conocido a personas cuyo propósito al leer a los novelistas franceses y rusos era aprender algo sobre la vida del alegre París o de la triste Rusia.»5 Hay que precisar que, al final, el entendimiento es un asunto de capacidad y ésta está medida o delimitada por el conocimiento que uno posea: el elemento o los elementos inefables que nos hacen y rehacen, el instante, de los instantes presentes. Pensantes.
Esta cualidad de aprehender la realidad o la irrealidad a modo de experiencia concreta, real, es lo que particulariza a toda la obra de Martín Adán. Y esto se debe, sin duda, a su oceánico conocimiento, ecuménico, de las letras, ya que además era políglota. Únicamente así se explica su magistral capacidad de componer, extraña música, sus poemas. Pero antes de abocarnos a la cruel y perfeccionista belleza del poeta, debemos decir que la forma de captar esta experiencia también está atomizada en nuestra capacidad de ser otros, a partir del instante en que adquirimos una nueva experiencia. No evolucionar ni mejorar, sino solamente cambiar para ser el inesperado otro o para ser el único. El sorprendente, el mutante, el desconocido, el mito, el ciego de beber las mentes de otros y la propia mente: El musicalmente demente. El grande poeta. Qué mejor que seducir a la mujer, la propia, la desdoblada, que la musa aún sea mujer. Que se le parezca. No cuál, sino ella, Todas. «Escrito a ciegas» (fragmento):
La poesía es, amiga,
Inagotable, incorregible, ínsita.
Es el río infinito
Todo de sangre,
Todo de meandro, todo de ruina y arrastre de vivido…
¿Qué es la palabra
Sino vario y vano grito?
¿Qué es la imagen de la Poética
Sino un veloz leño bajo un gato írrito?
Todo es aluvión. Si no lo fuera,
Nada sería lo real, lo mismo.6
Todo inesperado, o brutalidad, provoca un giro en la vida. Toda revelación es el instante del origen rescatado. Todo olvido es origen perdido. Así como toda 'verdadera' originalidad es rechazada. Porque no hay plenitud en la genialidad aceptada. Un imposible que prime la podrida, la llorada, la bendita, la odiada belleza que dispara y, aunque no se quiera, se recuerda. Se ama: analogía de contrarios. Lo que danza como el mundo7, la que te danza, la que te alcanza y te repara la dolorosa rosa empozada en la consciencia, hermafrodita, arlequín y metarreal. Martín Adán al igual que Francisco Gómez de Quevedo y Villegas no repara en hallarle un sentido desconocido a la belleza. Que jamás es consciente de su propia irrealidad promiscua y segmentada circular. Una consigna gestáltica («El todo es más que la suma de las partes»). Lo bello, lo perdido o lo logrado, lo comido por las arenas movedizas es lo que pensaremos hoy insuperable, como lo imposible: Lo interminable. «Quarta ripresa»:
La que nace, es la rosa inesperada;
La que muere, es la rosa consentida;
Sólo al no parecer pasa la vida,
Porque viento letal es la mirada.8
¿Para qué pintar la casa si ya está habitada? Porque la pintura similar de la casa es una cosa interpretada. Disfrazada. Y como la belleza no es perenne en el tiempo. «IV»:
La que nace es la rosa inesperada.
La que muere es la rosa consentida.
Sólo al no parecer pasa la vida
porque viento sin Dios es la mirada.9
En el transcurrir del tiempo, un soneto considerado perfecto —como el de «Amor constante más allá de la muerte»: «su cuerpo dejarán, no su cuidado; / serán ceniza, mas tendrá sentido; / polvo serán, mas polvo enamorado»10 — puede convertirse en el más imperfecto. Y esto sin contradecir al maestro Víctor Hurtado ni al poeta español Dámaso Alonso: «El soneto más perfecto construido con la lengua española.»11 Sólo rebusquemos un poco en la memoria y descubriremos que hubo un tiempo y un lugar en que la gordura fue considerada hermosa, tanto como tener algunos cortes en unos lugares, precisos, de la cara y tanto como hoy lo es el casi punto famélico. Enfermizo, pero maravilloso. Pero bueno, en conclusión, la belleza es un aspecto muy personal también, y así, a mí, hoy me sigue encantando la carne bien proporcionada. La deliciosa y hermosa mujer mestiza peruana. Aunque, de todas maneras, uno de los papeles del artista, del poeta, es traducir y adelantarse a su época, presentar a la futura belleza, desafiar a la actual y recordar a la pasada. Propincuo a una deformación craneal por nobleza o por capricho. Da exactamente lo mismo si lo logra. Sintetizar todas, parodiarlas constantemente en sueños transformados como la pintura de Jaime Mamani Velásquez12. Comprobando que los límites del simbolismo son, justamente, no tener límites. Encontrar al ángel endemoniado que vive bajo tu mismo techo. Transculturación del Nuevo Mundo. «(8)»:
¡Qué tristeza, Rubén, que tanto no sufriste!...
¡Y uno come el jamón con su boca de triste,
Del cerdo que me hizo tan buscado y presente!...
¡Tantos dioses, Rubén, pero sólo dos manos!...
¿Qué cerdo no me mira con sus ojos humanos?
¡Rubén, y ese muchacho que soy yo… el ausente!13
La académica exégesis nos permitiría decir que Martín Adán, es demasiado mortal como para ser comprendido por todos. Emocional, pero cerebral. Luminoso, pero críptico. Una extraña balanza de luz y cruz. Casi un mestizo perfecto. Se dice que sufrió ¡tanto! ante la desaparición de César, su hermano, que lo hizo brotar humanamente en un poema, él revivido14. «Aloysius Acker» (fragmento):
¡Muerto!...
En cuanto miro, no veo
Sino tu nariz de hielo.
¡Qué estado perfecto!...
¡Como si Dios creara de cierto!...
¡El no nacido, el no engendrado, muerto!...
Flores, lágrimas, candelas,
Pensamientos,
Todo demás, todo demás;
Como al deseo…
En mi ardida sombra de adentro,
Real como Dios, por modo infinito
Y sensible, yaces muerto:
Yazgo, muerto.15
Decir que su capacidad de aterrorizarse e interiorizar la belleza y el conocimiento, darle un nuevo sentido, sólo está comparado con la función mitológica de Prometeo: ser torturado pero haber evidenciado el fuego. No como la cosa palmaria, sino como la joya en el corazón del museo, de la galería, del poema, del ensayo, del cuento, de la novela, de la teatralidad de la vida humanamente probable. Posible. Imposible. El Hacedor. Un poeta que prefería pensar a recaudar monedas, un tal Miguel de Cervantes Saavedra, que prefería beber a llorar de pena, que prefería la locura a la hipocresía. Que prefería la vida al arte. ¿Chopin, la rosa, la dolorosa, la mentirosa? Inmaculado por «Cauce»:
Heme triste de belleza,
Dios ciego que haces la rosa,
Con mano que no reposa
Y de humano que no besa.
Adonde la rosa empieza,
Curso en la substancia misma,
Corro: ella en mí se abisma:
Yo en ella: entramos en pasmo
De Dios que cayó en orgasmo
Haciéndolo para cisma.16
El arte, el puro arte, nace de la persecución, del atosigamiento de la asfixia, como cuenta el profesor José Antonio Bravo: «Hacia 1960 la pasión que siente por Machu Picchu se ha convertido en una obsesión. Su arquitectura lo conmueve, comienza un largo peregrinaje por las huellas de esa piedra, la verdad, la muerta, Dios, la eternidad, la necesidad de salvación a través de la trascendencia. Su visita a fines del cincuentainueve a las ruinas que en 1911 anunciara Hiram Bingham lo transformarán de una manera tan evidente que hasta cambia la estructura sonetista, que era su dominio (y lo fue siempre), a la libre versificación, un aluvión de más de dos mil versos, de increíble factura, de innegable calidad. No es necesario comparar con los poemas que sobre Machu Picchu escribieron otros.»17 «Oración por Nietzsche» (fragmento):
Yo siempre volveré a ti, siempre, Dios mío,
Piedra iracunda y contenida y fea.
Sombra en muro, aluvión con caño,
Roca infernal y doméstica…
¡No, quédate, no vueles, Machu Picchu,
Que eres de firmamento en piedra!
¡Atiéndeme, atiende
A ternura real de origen y materia!
¡En alguna reciente eternidad,
A la palabra menor y verdadera!
¡Eres humano, Machu Picchu!
¡Quédateme, queda!18
Belleza a priori, la que sabe o entiende que espectará el todo restante humano. La que complica hoy, la selecta, la que clarifica mañana, la límpida. La que migra pero que siempre está ubicua e inicua. La que permite que nazcan otras bellezas todavía más complejas, todavía más notorias, todavía más y aún más esplendorosas. Lúgubres. No hay ser vivo más cerebralmente inconforme e inquieto que el hombre. Y la belleza es, definitivamente, un ensayo cinético de límites y limitaciones. Se puede hablar de un ejército de bellezas, pero es seguro que se hablará de la belleza que comanda a tal ejército. La belleza que abunda se vuelve desconocida. Y la belleza que está ausente es como un monismo, metamorfoseado, que constantemente se recuerda. Hay que ver al monstruo bicéfalo o a la Hidra, o la manera de atacar que las transnacionales efectúan con las propagandas y juegos o cambios que hacen en sus iconos o logotipos. Como lo poetiza Wystan Hugh Auden en Marginalia: «La belleza que pasa le sigue encantando, pero ya no se voltea para mirarla.»19 También se puede ver comparativamente en «VIII»:
No eres la teoría, que tu espina
hincó muy hondo; ni eres de enseñanza
de la rosa la rosa, pues tu lanza
abrió camino a rosa que camina.
Eres la rosa misma, sibilina
maestra que dificulta la esperanza
de la rosa perfecta que no alcanza
a prender de la rosa que alucina.20
Deberíamos decir, también, que una belleza no siempre es arte y que el arte jamás queda solamente en belleza. Recordemos por ejemplo que los objetos pictóricos y escultóricos de las 'culturas puras del Perú' (como Mochica, Paracas, Wari, Nazca…) ejercieron una función utilitaria de aspecto diferencial (militar, religioso, político) o educacional cultural… Quién sabe, hasta escritural secreto en sus paleoquipus, quipus, mantos, mates, vasos, botellas, collares, fajas, etc. Pero hoy uno de los muchos rasgos sorprendentes de estas culturas es, definitivamente, su gran belleza, su recurso y capacidad de ser arte e inclusive en constante ligazón con el arte contemporáneo. Diría, ahí está el arte conceptual, ahí está el arte abstracto, el constructivo y otros ismos, y ni qué decir del superrealismo. Prevengo que aquí no estoy distorsionando la realidad posible sino al contrario, estoy abriéndome a una cultura superior. No busco despertar fobias eruditas. Lo que quiero es despertar mentes. Tan posible como la ingente rosa mental de Martín Adán. «Ottava ripresa»:
No eres la teoría, que tu espina
Hincó muy hondo; ni eres de probanza
De la rosa a la Rosa, que tu lanza
Abrió camino así que descamina.
Eres la Rosa misma, sibilina
Maestra que dificulta la esperanza
De la rosa perfecta, que no alcanza
A aprender de la rosa que alucina.21
Y esto no es algo que expongo o presento yo, sino que el poeta Abraham Valdelomar plasmó en la novela La ciudad de los tísicos: «Si cabe el idealismo en el arte, venid a buscarlo en los huacos. Venid a admirar símbolos, a interpretar miradas, a leer historias trágicas. ¡Interpretad la risa de los huacos!»22
Finalmente, en rara propuesta de hipotálamo; y puesto que no quiero ser más espinoso y bello de lo que ya es y será, todavía, Martín Adán como William Blake, caído al cielo y subido al infierno, dos de los pocos poetas expulsados al Paraíso. El de la mente, el de la muerte, el de azar o vida que es la muerte. Malhadada o pedida. De escasamente libertada. Proverbios infernales: «En tiempos de siembra aprende, en la cosecha enseña y en el invierno goza. / Conduce carro y arado sobre los huesos de los muertos. / La senda del exceso lleva al palacio de la sabiduría. / La Prudencia es una fea y rica solterona cortejada por la Incapacidad / Quien desea y no actúa engendra la plaga. / El gusano cortado perdona el arado. / Sumergid en el río a quien ama el agua. / El necio no ve el mismo árbol que ve el sabio. / Aquel cuyo rostro no irradia luz nunca llegará a estrella. / La eternidad está enamorada de las creaciones del tiempo.»23 Para el que le gusta la lectura de verdad, La casa de cartón es como esa música contemporánea, por ejemplo un Rave, en donde el inicio se hace al final y el final al inicio y lo intermedio, entre ambos definitivos, es sólo la razón para sentirse puro y libre de este mundo concreto por imposición o credulidad, irreversible24. «Poemas Underwood» (fragmento):
Nací en una ciudad, y no sé ver el campo.
Me he ahorrado el pecado de desear que fuera mío.
En cambio, deseo el cielo.
Casi soy un hombre virtuoso, casi un místico.
Me gustan los colores del cielo porque es seguro que no son tintes alemanes.
Me gusta andar por las calles algo perro, algo máquina, casi nada hombre.
No estoy muy convencido de mi humanidad; no quiero ser como los otros.
No quiero ser feliz con permiso de la policía.
Ahora en las calles hay un poco de sol.25
Semejante a un experimento anterior, diremos que la poesía es como la poesía. Y por eso he tratado de enquistarme en ella. Toda poesía bendecida es homicida. Porque no hay cuerpo que soporte tanta luz desconocida. La poesía que te dejo es el trapo viejo de la luz divina cuando contradice o fastidia el principio de la vida.
Ahora voy a demarcar éste con dos poemas prohibidos del libro Travesía de extramares26:
Dolce Affogato
*
Arrúllase dentro de sí el alma, y comienza a dormir
aquel sueño volador
Fray Luis de Granada
Wie soll ich meine Seele halten,
Dass sie nicht an deine rührt?
Rilke
—¿Y qué licor seré asaz dulce y fuerte!...
¡A sed así, que da y desdona vida!...
¡A ardicia y boca de voz desoída!...
¡A fuego que me abate y no me vierte!...
—¡Ay!... ¡que El me quiso loor de abeja en suerte
De procurar a eterno fruición fida!...
¡Mas tímpano... témpano... mi medida...!
¡Favo que obro y resulto, arte... muerte!...
—¡Ay!... ¡si no he sino poesía pura,
De glabra miel y con senil friüra,
Que flujo de floraina envenena!...
—¡Ay que no he de rendir más que tributo
En mano inmóvil, de panal enjuto,
Cuando Su sombra ahúme mi colmena!...
Declamato come in coda
*
(In Promptu, dopo V op. 10)
A fathomless and boundless deep,
There we wander, there we weep
Blake
Amen. So be it. Welcome, O life!
Joyce
(—Tierra del Paraíso desandado,
Región de sombra albar y pie elidido,
Por donde torno del total olvido,
Ciego gozo, a mi goce, esciente y diado!...
¡Ay, por qué me desuno de increado?...
¡Ay, por qué desvivirme, mal nacido?...
¡Si he de atinar abés, a qué el sentido?...
¡Si he de morir asaz, a qué otro hado?...
—¡Que tan sólo escuchar a mi no oída
Voz... mero oír por inaudito modo...
Ente de la viveza asegurada...!
—¡Ay que bajo mi estrella, adormilada,
Vivaz he de seguir buscando en todo
Algo porque morir, como es la vida...)
* * *
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Notas
*
1 Extraído del poema «La rosa», de la Colección Martín Adán. De la Pontificia Universidad Católica del Perú. Biblioteca Central - Colecciones Especiales. Oficina de Comunicación Digital: http://www.pucp.edu.pe/martinadan/tex.htm
2 De Belleza de una espada clavada en la lengua (Poemas 1930-1986). Las ínsulas extrañas (Lima, Ediciones Rikchay, 1986.)
3 1942. De Ficciones (Editorial Sur, Buenos Aires, 1944.)
4 La Civilización más Antigua de América (3000 y 2000 a.C.) Descubierta genéricamente a partir de 1994 y que está revolucionando todo concepto de influencia cultural americana y mundial.
5 De Lecciones de Literatura. Compiladas por Fredson Bowers. Traducción de Francisco Torres Oliver (Buenos Aires, 1984. Emecé.)
6 Librería-Editorial Juan Mejía Baca. (Ediciones de La Rama Florida, Lima, 1964.)
7 Ley de Gravitación Universal de Isaac Newton: Todos los objetos se atraen unos a otros con una fuerza directamente proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que separa sus centros.
8 De Travesía de extramares (Sonetos a Chopin). Premio Nacional de Poesía José Santos Chocano, Lima, 1947. Ediciones de la Dirección de Educación Artística y Extensión Cultural del Ministerio de Educación Pública, Lima, 1950.
9 De Sonetos a la rosa, Lima, 1941.
10 De Francisco de Quevedo. En el artículo, No todo morirá: Los poetas saben que ya podemos conocer la eternidad. Víctor Hurtado Oviedo. Libros y Artes, Revista de cultura de la Biblioteca Nacional del Perú. Dirigida por el Director de la Biblioteca Nacional, Sinesio López Jiménez. No. 1, Mayo de 2002.
11Las palabras exactas del poeta de la Generación del 27 son: «El más alto poeta de amor de la literatura española. Digo el más alto y no el más fértil, o el más vario o el más brillantemente vital. Sí, ya sé que esto no se suele decir. Para mí, es evidente. Bastaría el famosísimo soneto del estremecedor final polvo serán, mas polvo enamorado, para probarlo».
12 Trascendental pintor arequipeño.
13 De Mi Darío (1966-1967). En Poesía Peruana: 50 Poetas del siglo XX. Selección de Carlos Garayar. Colección publicada por la Empresa Editora El Comercio y PEISA, 2001.
14 Sin embargo y como dice el ensayista Américo Ferrari, en La soledad sonora: Voces poéticas del Perú e Hispanoamérica (Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 2003.) La obra poética de Martín Adán: «En suma, Aloysius Acker es un libro misterioso e inexistente y quizá por eso los comentaristas lo han comentado mucho. Algunos críticos han pensado que Aloysius Acker es el alter ego de Martín Adán y algunos fragmentos rescatados inducen a corroborarlo. Les leo:
Ya principia la vida, ya principia el mundo;
Ya principia el juego.
Jugamos a ser y no ser.
Yo no soy yo. Tú eres yo.
Jugamos a vivir y vivir.
Y tú mueres. Y yo muero.
¡Aloysius Acker ha nacido!
¡En todo instante está naciendo!
¡Todo desaparece!
¡Salva el nombre, hermano!
……………………………………..
……………………………………..
¿Quemaré la casa paterna?… ¿partiré de la patria?
¿Seré un monje en un monasterio?…
¿Me echaré a marear, tatuado, barbudo, descalzo,
en el último de los veleros?
¡Todo me es igual, Aloysius Acker!…
¡Sólo tú me eres idéntico!»
15 Publicado en la revista Las Moradas (Lima, 1947.)
16 De La rosa de la espinela. Cuadernos de Cocodrilo, Lima, 1939. 2a. ed. Librería-Editorial Juan Mejía Baca, Lima, 1958. 3a. ed. En Obra poética (1928-1971), Lima, Instituto Nacional de Cultura, 1971.
17 De Los que hicieron el Perú: Martín Adán. No 34. Por José Antonio Bravo. Biblioteca Visión Peruana. Editor Percy Cayo Córdova. (Editorial Monterrico. Lima, 1987.) Dicho poema se publicó en homenaje al Cincuentenario del Descubrimiento de Machu Picchu, en Nuevas piedras para Machu Picchu (Editorial Juan Mejía Baca, Lima, 1961) junto a los poetas, Alberto Hidalgo y Pablo Neruda.
18 De Periódico de poesía: Odumodneurtse. No 2. Lima, Noviembre de 2003. Director, Álvaro Lasso.
19 De Arquitrave. Año IV No 21. Octubre de 2005. Traducción de Héctor Abad Faciolince. Dirigida por el poeta y traductor Harold Alvarado Tenorio.
20 De Sonetos a la rosa, Lima, 1941.
21 De Travesía de extramares (Sonetos a Chopin).
22 Editorial San Marcos, Lima, 1999. En El imperio del sol.
23 De Las bodas del Cielo y el Infierno. En el Libro de los Ángeles. J. S. Rottner. (Ediciones Abraxas, Barcelona, 2004.)
24 Como bien dice Militza Angulo: «En La casa de cartón, coexisten, junto a estos personajes, los verdaderos otros, representados con rasgos fantasmales y caricaturales, pero es Ramón quien le confiere un nuevo sentido a la vida del narrador.» Del lector. De «Y nadie hay que no seas tú o yo»: el sujeto como autor esquizofrénico en La Casa de Cartón de Martín Adán. En la revista de literatura, Casa de citas. No 2. Lima, Octubre de 2005. Director, Fernando Toledo S.
25 De La casa de cartón. Cuidado de edición Rossella Di Paolo. Colección publicada por la Empresa Editora El Comercio y PEISA, 2001.
26 Ambos poemas han sido extraídos de Obra poética (1917-1971). Prólogo de Edmundo Bendezú. (Lima, Instituto Nacional de Cultura, 1976.)
*
Martín Adán
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