La publicación ahora de sus Cuentos escogidos (Alfaguara, 1998), que lleva un estudio prologal de Gustavo Faverón Patriau —joven crítico de agudeza muy poco común—, permitirá apreciar mejor la extraordinaria flexibilidad creativa del autor. Ampuero ensaya registros distintos, como si cada historia demandase, además del placer de narrar, su propia estrategia de contar. Cada cuento se resuelve en su forma única, con precisión en el diseño y con pasión en la trama. Hasta las historias más evidentes, aquellas que son el cuento de un cuento, trazan una ceremonia que la historia recorre al modo de un breve laberinto favorable. Esa elegancia casual asegura el asombro del narrador, que no sabe más que el lector, y que vive la anticipación del relato como una clave sobre su propia vida. El candor con que el personaje de Taxi Driver, por ejemplo, narra el horror absurdo de su historia, se arma sobre lo que ignora de sí mismo, su humanidad puesta a prueba.
Muchos y muy diversos elementos se requieren para formar a un buen narrador: inteligencia y observación, una rica experiencia vital, habilidad para crear historias interesantes y a la vez significativas, una formación literaria que le permita manejar eficientemente el lenguaje y las técnicas narrativas. Son pocos los escritores que logran reunir todos estos elementos y llevarlos hasta sus creaciones, algunos sólo lo consiguen tras una paciente dedicación al género. El periodista y escritor Fernando Ampuero (Lima, 1949) ha ido afinando poco a poco todas estas habilidades en su ya larga trayectoria literaria -iniciada con el libro de relatos Paren el mundo que aquí me bajo (1972)- que ha alcanzado en el campo del cuento un especial éxito, tanto entre los lectores como entre los críticos. Ese éxito se ha visto confirmado con la reciente publicación de Cuentos escogidos (Alfaguara, 1998), libro que forma parte de una prestigiosa colección que reúne a los mejores cuentistas de nuestro continente.
Los cuentos más conocidos de Ampuero narran historias que los limeños creemos ya haber escuchado alguna vez, esa especie de mitos urbanos contemporáneos que de cierto modo expresan el ambiente social y cultural propio de nuestra época. En El departamento se trata de la historia del joven que es confundido con un terrorista y muere en un supuesto interrogatorio policial; en Taxi driver, sin Robert de Niro la de los taxistas que se dedican a buscar clientes borrachos para venderlos a pandillas de delincuentes. Y, en Malos modales, el sueño de todo adolescente: la joven hermosa y misteriosa que lo inicia sexualmente y que además lo trata como a una persona especial.
Dos son los recursos principales a los que apela el autor para otorgar realidad a este tipo de relatos. El primero, como señala Gustavo Faverón en el interesante prólogo del libro, es indirecto: "la presencia iterativa y acuciosa de la elaboración racional" (p. 32). De una manera casi borgiana, Ampuero se cuestiona constantemente acerca de la verosimilitud de los sucesos que está narrando: "Desconozco si la versión que doy ahora exagera o atenúa algunas escenas. Con otros que la oyeron, aparte de los hechos en sí, coincido en el patetismo." (El departamento). El otro recurso consiste en crear, a partir de la acumulación de elementos secundarios, la atmósfera apropiada para cada cuento. Estos elementos secundarios, como sucede en la realidad, suelen ser de naturaleza diversa, opuestos y hasta contradictorios: un Papá Noel asaltado por un grupo de "pirañitas" en Bicho raro, o la amabilidad y cortesía de un asesino en Mi buena estrella. En estos detalles radica gran parte del humor y la ironía tan característicos de esta narrativa.
Ampuero ha realizado para este libro una buena selección entre sus relatos, dejando de lado aquellos en los que los protagonistas buscan la belleza, artística o humana, como una evasión a los problemas de la vida diaria, como señaláramos con motivo de la publicación del libro Bicho raro en 1996. Por el contrario, los cuentos incluidos en esta antología se enfocan especialmente en aquellas situaciones y personajes que expresan los problemas y contradicciones del mundo moderno: la lujosa vida de unos perros en Europa (y los problemas del peruano que los cuida) en Más allá del amor a los perros; la soledad de una mujer joven, hermosa y asediada por los hombres en La visita del cometa; la siempre vigente disputa entre la libertad individual y el orden social en Pánico en la clínica de tartamudos.
Cuentos escogidos de Fernando Ampuero es una muy buena antología, una oportunidad para acercarnos a lo mejor de una obra narrativa algunas veces irregular pero que, tanto por su calidad como su originalidad, ha merecido elogios de críticos como José Miguel Oviedo y Julio Ortega. Un libro que representa para su autor una verdadera consagración internacional, pues en esta misma colección se han publicado libros similares de maestros del género como Cortázar, Onetti, Monterroso o Ribeyro.
Muchos y muy diversos elementos se requieren para formar a un buen narrador: inteligencia y observación, una rica experiencia vital, habilidad para crear historias interesantes y a la vez significativas, una formación literaria que le permita manejar eficientemente el lenguaje y las técnicas narrativas. Son pocos los escritores que logran reunir todos estos elementos y llevarlos hasta sus creaciones, algunos sólo lo consiguen tras una paciente dedicación al género. El periodista y escritor Fernando Ampuero (Lima, 1949) ha ido afinando poco a poco todas estas habilidades en su ya larga trayectoria literaria -iniciada con el libro de relatos Paren el mundo que aquí me bajo (1972)- que ha alcanzado en el campo del cuento un especial éxito, tanto entre los lectores como entre los críticos. Ese éxito se ha visto confirmado con la reciente publicación de Cuentos escogidos (Alfaguara, 1998), libro que forma parte de una prestigiosa colección que reúne a los mejores cuentistas de nuestro continente.
Los cuentos más conocidos de Ampuero narran historias que los limeños creemos ya haber escuchado alguna vez, esa especie de mitos urbanos contemporáneos que de cierto modo expresan el ambiente social y cultural propio de nuestra época. En El departamento se trata de la historia del joven que es confundido con un terrorista y muere en un supuesto interrogatorio policial; en Taxi driver, sin Robert de Niro la de los taxistas que se dedican a buscar clientes borrachos para venderlos a pandillas de delincuentes. Y, en Malos modales, el sueño de todo adolescente: la joven hermosa y misteriosa que lo inicia sexualmente y que además lo trata como a una persona especial.
Dos son los recursos principales a los que apela el autor para otorgar realidad a este tipo de relatos. El primero, como señala Gustavo Faverón en el interesante prólogo del libro, es indirecto: "la presencia iterativa y acuciosa de la elaboración racional" (p. 32). De una manera casi borgiana, Ampuero se cuestiona constantemente acerca de la verosimilitud de los sucesos que está narrando: "Desconozco si la versión que doy ahora exagera o atenúa algunas escenas. Con otros que la oyeron, aparte de los hechos en sí, coincido en el patetismo." (El departamento). El otro recurso consiste en crear, a partir de la acumulación de elementos secundarios, la atmósfera apropiada para cada cuento. Estos elementos secundarios, como sucede en la realidad, suelen ser de naturaleza diversa, opuestos y hasta contradictorios: un Papá Noel asaltado por un grupo de "pirañitas" en Bicho raro, o la amabilidad y cortesía de un asesino en Mi buena estrella. En estos detalles radica gran parte del humor y la ironía tan característicos de esta narrativa.
Ampuero ha realizado para este libro una buena selección entre sus relatos, dejando de lado aquellos en los que los protagonistas buscan la belleza, artística o humana, como una evasión a los problemas de la vida diaria, como señaláramos con motivo de la publicación del libro Bicho raro en 1996. Por el contrario, los cuentos incluidos en esta antología se enfocan especialmente en aquellas situaciones y personajes que expresan los problemas y contradicciones del mundo moderno: la lujosa vida de unos perros en Europa (y los problemas del peruano que los cuida) en Más allá del amor a los perros; la soledad de una mujer joven, hermosa y asediada por los hombres en La visita del cometa; la siempre vigente disputa entre la libertad individual y el orden social en Pánico en la clínica de tartamudos.
Cuentos escogidos de Fernando Ampuero es una muy buena antología, una oportunidad para acercarnos a lo mejor de una obra narrativa algunas veces irregular pero que, tanto por su calidad como su originalidad, ha merecido elogios de críticos como José Miguel Oviedo y Julio Ortega. Un libro que representa para su autor una verdadera consagración internacional, pues en esta misma colección se han publicado libros similares de maestros del género como Cortázar, Onetti, Monterroso o Ribeyro.
Javier Ágreda
Fernando Ampuero
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