sábado, abril 14, 2007

Ciro Alegría (El Mundo Es Ancho Y Ajeno)

El Mundo Es Ancho y Ajeno (1941)


La tercera y última novela de las tres escritas por Alegría, es la que ha alcanzado mayor difusión. Generalmente se la considera como la cumbre de la novela indigenista contemporánea y la obra maestra del Autor. Con ella consigue el primer premio del concurso para novela hispanoamericana convocado por la editorial Ferrar & Rinehart, de Nueva York.

El mérito obtenido por Ciro Alegría es el de encerrar en una novela de prosa sencilla, diáfana y poética todo un mensaje socio-político. Sus ideales apristas quiere darlos a conocer y para que tengan más autenticidad, él mismo se personaliza en el héroe —mestizo, como el propio autor— Benito Castro. Con él se presenta la figura del lider reformador que lleva los ideales políticos, de tipo marxista, aprendidos en la ciudad y que le han sido imbuidos por el dirigente sindical Lorenzo Medina. Se vale de este medio para exponer su dogma social, que consiste en la unión organizada de todos los pobres y explotados por la oligarquía:

«Defendamos nuestra tierra, nuestro sitio en el mundo, que así defenderemos nuestra liberta y nuestra vida. La suerte de los pobres es una, y pediremos a todos los pobres que nos acompañen. Así ganaremos... Muchos, muchos, desde hace años, siglos. Se rebelaron y perdieron. Que nadie se -acobarde pensando en la derrota, porque es peor ser esclavo sin pelear. Quién sabe los gobernantes comiencen a comprender que a la nación no le conviene la injusticia»

Esta rebelión de Benito Castro quedará ahogad-a en sangre, bajo el fuego de los máuseres de las tropas del gobierno. La protesta social de la novela está latente en la masacre de toda la comunidad: pero, como Siempre, el novelista peruano nos presagia la esperanza de una nueva vida que, en esta ocasión, se encarna en la figura del pequeño hijo de Benito Castro. Alegría deja en duda al lector sobre el fin de éste. Los Pesimistas pensarán que muere aquí y todo habrá terminado. Los optimistas, por el contrario, estarán seguros de que sobrevive a la matanza y que continuará la obra comenzada por su padre. El será el representante De las generaciones venideras, donde se encuentra la confianza en el futuro, no sólo del indio, sino del Perú. Cuando el indígena alcance su libertad y reivindicación social, se convertirá en un valioso miembro para la sociedad peruan-a.

Todo gira en torno al mismo asunto: la injusticia del hacendado. Apoyado por el gobierno, contra el indio y el cholo. El tema, como cité al comentar los perros hambrientos, es la destrucción de la comunidad de Rumi, en donde vivían quinientas personas entre indios y mestizos. Las razones para este atropello son las acomodaticias interpretaciones que de las leyes hacen los prepotentes hacendados, con el auxilio de prefectos y magistrados venales, además de la -aprobación del clero rural, que se inclina ante la voluntad del terrateniente. Todas las fuerzas vivas están siempre compradas por el latifundista, que lo logra valiéndose
De favores y dádivas.

Alegría, -a lo largo de sus novelas, se plantea constantemente estos interrogantes: si la ley apoya al hacendado para el expolio y la injusticia social, ¿cómo se va a conseguir la reivindicación del indio?, ¿ cómo se va -a poder incrementar la sociedad peruana a base de esta masa rural?... Son problemas latentes que el autor denuncia, no de una manera descarnada que lo haría folletinesco, sino con gran sencillez y amargura, como sencilla y amarga es el alma del indio. En esto se diferencia enormemente dc Jorge Icaza, que, en su novela indigenista ¡-luasipungo, lanza un grito de protesta, pero demasiado estridente y brutal, lo que la hace artificiosa y poco eficaz. Consigue mucho más Ciro Alegría con su prosa diáfana y llena de poesía, que Icaza con su realismo desgarrado y sus insultos, rayanos en lo grosero.

Frente a tanta corrupción se yergue la recia figura, muy idealizada, del indio Rosendo Maqui, que es el más entrañable personaje creado por Alegría. El viejo alcalde de Rumi, lleno de la filosofía que da la Naturaleza, podría ser uno de nuestros viejos campesinos de Castilla o Extremadura. Ellos ven y observan todo lo que les rodea con profundidad filosófica, un tanto estoica, como les han enseñado los años que han vivido fundidos con la tierra. Ella les ha conferido el don de saber interpretar la verdad de la vida, de la justicia, por lo que sus claros y moderados consejos son siempre solicitados. Espiritualmente, Rosendo pertenece a este mundo y resulta demasiado elevado, por lo que se nos escapa del ambiente y psicología indígena que define el novelista.

En cambio, su aspecto físico es completamente indio, unido de tal forma con la Naturaleza que parece formar parte de la misma, como magistralmente se nos describe en el siguiente texto:

«El indio Rosendo Maqui estaba encuclillado tal un viejo ídolo.
Tenía el cuerpo nudoso y cetrino como el lloque —palo contorsionado y durísimo—, porque era un poco vegetal, un poco hombre, una poca piedra. Su nariz quebrada señalaba una boca de gruesos labios plegados con un gesto de serenidad y firmeza. Tras las duras colinas de los pómulos brillaban los ojos, oscuros lagos quietos. Las cejas eran una crestería. Podría afirmarse que el Adán americano fue plasmado según su geografía; que las fuerzas de la tierra, de tan enérgicas, eclosionaron en un hombre con rasgos de montañas. En sus sienes nevaba como en las del Urpillau» ~.



Así es el viejo alcalde de la comunidad que tiene, por el hecho de serlo y por su honestidad acreditada, el respeto de todo el pueblo. En su aspecto exterior no se diferencia, en nada, del resto de los indios y fácilmente se le confunde con un componente cualquiera de la comunidad.

Representa el sentido común y la sabiduría popular, transmitida de generación en generación. El resume la filosofía del indio. Una filosofía no aprendida en los libros, sino amasada a través de siglos de sufrimiento y de amor a la tierra. Su lucha ante la injusticia social, que quiere destruir a su pueblo y arrebatar sus tierras, está llena de estoicismo, que siempre en necesario tener en cuenta para poder comprender su alma.

El clímax de la novel-a es creado por el autor desde el comienzo de La obra. Ya en el principio el lector capta que el tema de la narración va a estar marcado por la desgracia. Con esta palabra se inicia el texto que, para darle más énfasis, va entre admiraciones. Ella marcará toda 1-a temática del libro, planteando un duro problema cuya solución no va a ser afortunada. En el capítulo final veremos que se cumple ampliamente
la desgracia profetizada en el primero al ser destruida, por medio del ejército con su moderno armamento, toda la sencilla y rústica comunidad de Rumi.

Ciro Alegría ha encerrad indigenista. Nos describe una serie de escenas que son magistralmente utilizadas por el autor para perfilar el esbozo que hace de la novela, en estas cincuenta páginas que lo componen. Con ellas nos llena la mente de paisajes, colorido y pintorescos personajes que resumen, en total, la historia de Rumi y su sino fatal. Nos va presentando a la curandera con su medicina sencilla, como la misma vida, y que se la da la tierra, porque siempre es -a base de simples hierbas. Se nos muestra esta pequeña región dentro de la ínagnífica grandeza de los Andes, los cuales van a participar, con su fuerza telúrica, en toda la trama de la novela como si fuera un personaje más. Su poder es impresionante y ejerce gran influencia sobre el hombre. Es un ambiente geográfico inmensamente duro y a veces hostil. La Naturaleza no llegará a dominar al indio, pero sí le moldeará según su propia configuración física.

Es una característica de Ciro Alegría, que en toda Sobra nos irá mostrando al hombre-tierra, al hombre-vegetal y al hombre- animal. El más importante de los tres es el primero, ya que las fuerzas oscuras de la tierra están creando continuamente el ambiente en que se desarrolla la vida de sus gentes. El hombre y la tierra aparecen compenetrados de tal forma, que no se pueden señalar límites precisos entre ambos. Es tan evidente la fuerza anímica que da el indio a la Naturaleza, que llega a convertir en mujer a la madre tierra, la cual llora amargamente al contemplar el despojo que sufren sus hijos:

«Un día amaneció la novedad de que una mujer vieja había pasado por la Calle Real, a medianoche, llorando. Su llanto era muy largo y triste, desolado, y se le oyó desaparecer en la lejanía como un lamento... La tierra se volvió mujer para llorar, deplorando sin duda la suerte de sus hijos, de su comunidad inválida. ¡Tierra, madre tierra, dulce madre abatida!» ~.


El hombre y la tierra están fuertemente unidos, son inseparables. Hay unas fuerzas interiores que emanan de sus entrañas y que atraen al indio y al cholo de tal manera, que la veneran como sí se trata de un dios.

En medio de esta geografía encontramos el pueblecito de Rumi. Sus habitantes son indios civilizados y viven en un pueblo de clara ascendencia hispana con su calle Real, plaza y capilla. Es el pueblo modelo que fue fundado por los conquistadores y que aún perdura, pero amalgamado al sistema incaico. Su construcción es a base de adobe preparado con barro arcilloso que se bate con los pies. Con él se hacen los ladrillos y se cuecen -al sol, al igual que en la época de los incas ~ Lapared de la casa se levanta sobre los gruesos cimientos de piedra. El suelo es de tierra apisonada, y la cubierta puede ser de paja al estilo indígena o de la española teja. En los capítulos III y IX de El mundo es ancho y ajeno vemos, respectivamente, la descripción y construcción de un pueblo indígena que se ajusta por completo a lo dicho por Wolfgang von Hagen. El color, típico en el estilo de Alegría, no es una simple composición cromática, lo usa preferentemente para matizar y definir los estados anímicos. El nos dice al hablar del pueblo que tenía los tejados rojos de tejas o grises de paja. En este empleo sincrónico de los elementos constructivos hispanos e indios, da al primero el color rojo, tal vez señalando la sangre vertida en la Conquista y. al segundo, el tono gris, como queriéndonos indicar el triste destino del indio.

Alegría maneja una amplia gama de colorido, utilizando no sólo los tonos puros, sino los compuestos, con lo que consigue gran diversidad cromática. Por esta razón, el autor peruano se une a la corriente plástica Literaria propia de los siglos xix y xx, que busca el color como goce estético. Los más utilizados por el novelista son: negro, rojo, blanco, amarillo, azul, verde, gris, morado y pardo. Dentro de ellos tenemos toda una serie de variantes que les matiza el negro y sus derivados, quizá porque éste es el que psicológicamente concuerda mejor con el drama narrado por Ciro Alegría.

En el capítulo 1 queda claramente señalada la ascendencia hispana dentro de la cultura indígena, al explicar la formación de los pueblos, y se completa ampliamente cuando nos habla de la forma de gobierno que tiene la comunidad, auténtica protagonista de la obra. En esta estructura encontramos los cargos típicamente españoles como son los de alcalde, regidores y cabildo, que fueron impuestos por la Corona española desde un principio ~. Todos los cabildos de indios tenían sus alcaldes, cuya misión principal era servir de enlace entre el pueblo y el corregidor. Estos venían a ejercer las funciones de jueces pedáiieos y normalmente servían para solventar pleitos menores. Su función está manifestada de una manera expresa en una Instrucción de los reyes al almirante don Cristóbal Colón, dada el 29 de mayo de 1499 y que se encuentra en la Colección de Documentos Inéditos del Archivo de Indias, (.30, página 145. Después de ésta, son numerables las reales provisiones de cédulas que proclaman los reyes de España, con lo que se demuestra que la Doctrina Indigenista tiene sus orígenes en el mismo momento de la Conquista.

Con respecto a los regidores en la época de colonización, su atribución más importante era la referente a la policía de abastos de la ciudad, como se puede comprobar en la ley 14, título 14, libro 4, de la Recopilación de Leyes de Indias de 1680. Otra de las funciones que debían realizar era la de intervenir en las obras públicas y suplir al alcalde en caso de ausencia ~.


El gobierno de la comunidad de Rumi se realiza por medio de asambleas, en las que participa todo el pueblo para discutir los más importantes problemas. Es una auténtica democracia de tipo ateniense. En éstas se escogen también los regidores y alcaldes cuando sus puestos están vacantes, y son presididas por las primeras -autoridades, La llamada para la reunión se hace a través de cuatro toques enérgicos y precisos de la campana de 1-a iglesia, siendo siempre el alcalde quien Ja ordena. Hemos de recordar que en los pueblos españoles se ha utilizado, en todo tiempo, la campana para avisar cualquier hecho o peligro, especialmente en el medioevo.

Ciro Alegría quiere manifestarnos continuamente la raíz española. El desea abogar por la aculturación americana. Defiende la cuna indígena, en este caso inca, pero ve que el futuro de la nación peruana se Encuentra en la unión de la cultura india con la hispana. Es partidario de una civilización y de una raza mestizas que estén enriquecidas para ambas sangres, buscando lo mejor de cada una de ellas. Su indigenismo Es de tipo positivo, nunca negativo. Enseña el camino por donde se han de encontrar las soluciones que, para él, están en el cholo o mestizo.

El autor nos acaba de presentar su novela en este primer capitulo, mediante las cavilaciones del anciano alcalde, que están bajo la forma de un aparente desorden. Pero él persigue un fin determinado, como es Conseguir que el lector entre en contacto directo con la mentalidad y modo de ser de la comunidad. Para ello, nos describe una serie de pasajes acerca de las enfermedades y epidemias sufridas: de la guerra civil entre los azules y los colorados, muy curiosamente narrada por Rosendo Maqui, que no entiende nada de lo que sucede y le hace exclamar:

¿Yo qué pito toco en esta danza? 27; del culto religioso a San Isidro Labrador que usaba capa española y sombrero criollo de paja blanca adornado con una cinta de los colores patrios ~; descripción física y espiritual del cholo Benito Castro; la historia de los bueyes «Mosco», «Granizo» y «Choloque», que eran verdaderos comuneros, ya que la comunidad se extiende también a los animales de trabajo, pues como He analizado en Los perros hambrientos, no hay una auténtica frontera que delimite al animal y al hombre: el alcalde pensaba que los animales son como los hombres, y era mentira lo de su falta de sentimientos 29.

Los rebaños de ovejas y caballos son descritos en escenas bucólicas y llenas de la ternura que el indio siente por el animal. Es una sucesión de etíadros que nos presentan, a grandes rasgos, toda la vida de la comunidad De Rumí y hacen que el lector se sienta encariñado con ella, por lo que su indignación será mayor ante el exterminio final, objetivo seguido por Alegría como máximo representante del Indigenismo Literario.

Delata la injusticia social con tal poesía, que, desde un principio, se gana para su causa al que lo lee y conseguirá muchos más adictos que casi todo el resto de los novelistas pertenecientes al Movimiento Indigenista.

Con lo expuesto, han quedado claras las ideas contenidas en la novela de Ciro Alegría, pero no quisiera linalizar este breve estudio sin dejar en él constancia de las declaraciones hechas por el Premio Nobel
Miguel Angel Asturias sobre el autor peruano:

«Creo que la novela indigenista choca constantemente con el problema de la dificultad de penetrar en el alma indígena. Por lo tanto, una novela de este tipo podemos medirla por la capacidad del autor de penetrar en este alma y en este espíritu indígenas. Y en esto Ciro Alegría se adelantó bastante en sus novelas. Todos los que en el futuro escriban novelas de tendencia indigenista, es indudable que tendrán que tomar muy en Cuenta las dos importantes novelas de Ciro Alegría, que tienen un carácter muy especial, muy tierno, muy pegado a la tierra. Con aspectos realmente inolvidables y propios del temperamento de este autor y del mundo que él imaginaba en los Andes y en el Perú» ~.


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